Aldous Huxley Søren Kierkegaard Leo Tolstoy Friederich Nietzsche Platón ¿Cuántos grandes pensadores, después de mucho pensar, llegaron a los límites de su pensable? ¿Cuántos descubrieron que tras ello solo les quedaba algún tipo de fe? Fe en lo que sea. En el destino, en el humano, en las estrellas. ¿Y cuántos quisieron profundizar más allá de ella? ¿Dentro de ella? Para averiguar si es ella quien esconde la verdadera sabiduría, ¿la sabiduría de todo lo que existe? ¿Es capaz un solo humano de llegar a comprender el Universo? ¿Estamos aquí para contribuir a una verdad siempre incompleta, a un puzzle inacabable? ¿O quizás el mundo se resuelve donde menos se lo espera? ¿Y si se esconde en el misterio? ¿Y si se esconde a plena vista? ¿Y si está frente a nuestros ojos? ¿Y si hay que desdoblar la realidad, cuando le hayamos arrancado sus capas irreales? ¿Y si hay que darle la vuelta al bolsillo, a la tortilla de patatas, a la moneda al aire? ¿Y si no importa de que lado cae? ¿Y si no es lo observable lo que hay que observar? ¿Y si no es lo sensible lo que se debe sentir? ¿Y si lo pensable es solo el ruido que esconde lo cierto? ¿Y si no hay que creer siquiera? ¿Y si la fe fuese solo otro objeto? Una brújula que apunta al norte y que hay que aprender a dejar atrás. ¿Y si para llegar al norte solo hay que ir hacia el norte cuando ya entiendes que el norte sí existe? ¿Qué hay más allá del mar? ¿Qué esconden tras ellas las estrellas? ¿Qué guardamos dentro, donde no sabemos mirar? ¿Qué pasa si dejamos de ver el mundo con las ideas que tenemos sobre el mundo, y, sencillamente, lo miramos de nuevo? Como si el mundo acabase de nacer. Como si nuestros ojos fuesen los primeros ojos de la Tierra. ¿Qué nos preguntaríamos entonces?
Preguntas, preguntas, preguntas.
Un día dejaremos las preguntas por el silencio.
Las preguntas son solo otro objeto.