Casi que ha pasado un mes, puede que más, desde la última vez que me senté a escribirte una carta. He escrito poesÃa en este tiempo. Es lo que más he sentido escribir. Es una necesidad que asoma cada poco y siempre disfruto. He empezado algún relato que quizás termine, quizás te envÃe, puede que no –hay un proyecto de libro de relatos en el horno–. Pero no te he escrito a ti. Lo lamento. Y no lo lamento en absoluto. Si no te he escrito es porque he pasado todo este tiempo viviendo más que pensando; cuando me siento a pensar siempre me entran ganas de escribir.
He estado entretenido, podrÃa decir simplificando. En este mes y más en Tailandia he compartido con familia y amigos y nuevos amigos un verano de desconexión, de agua de mar y de rocas y de verde, de juego, de soles y lluvias y de tantas risas y sonrisas, de calma y jolgorio como llevo años sin vivirlo. Un verano para enmarcar y colgar del salón como recuerdo de un tiempo feliz. Un verano de adolescencia extraña, en que cada momento parecÃa primero y único, en el que la mente adulta decidió dar paso atrás, como un breve regalo: deja que el niño lo disfrute. Se lo agradezco mucho a Tailandia, por ser un lugar tan acogedor. Se lo agradezco a toda la gente que ha compartido conmigo este tiempo por haberlo hecho mágico y pulsante. De verdad que llevaba mucho sin reÃrme casi a diario hasta la gota de pis, y levantarme cada mañana al salto pensando en el dÃa por delante. No han sido todo sonrisas de Instagram, claro, ha habido turbulencias, y dificultades en la distancia que duelen y seguirán doliendo, y ha habido desamor, pero en este estado de verano brillante incluso los valles han sido tan radiantes como montañas. Como si me hubiesen abierto los ojos a la belleza omnipresente. Y voy a culpar de esto a mi estado emocional, porque mirando ahora hacia atrás, incluso releyendo la carta que te escribà desde Bangkok, me doy cuenta de que llegué a Tailandia con ganas de dejarme arrollar por los sentimientos que tuvieran que venir. Aterricé a brazos y pecho abiertos y vaya si me he llevado. He profundizado en terrenos personales que hace poco creÃa que no me atreverÃa a pisar por algún tiempo. He encarado mis relaciones con pureza y cariño, y he abierto camino a conversaciones más honestas e Ãntimas, en las que los temores internos han sido expuestos en favor de la conexión. Que asà dicho suena muy demasiado todo, pero que se traduce en que no he dudado en abrazar a mis amigos cuando querÃa abrazarlos, en decir te quiero cuando lo he sentido, o en aceptar quien soy ahora mismo. Y está siendo mágico descubrir cómo me he llenado de coraje en este tiempo, o mejor dicho, cómo se va desvelando el coraje que ya traÃa conmigo y cómo he decidido ponérmelo de pañoleta, atado a la frente. Viene bien para el sudor.
Y de pronto, mira tú, hasta las polillas guardan rayos de belleza en su vuelo perdido.
Un verano diamante, ya te digo.
˜ ˜ ˜
Música
Hoy me apetecen dos canciones en vez de una.
La primera, de un artista que aprecio desde hace muuuchos años, y que habÃa dejado guardado en algún rincón, y ha vuelto a visitarme hace muy poco, para mi enorme disfrute. Dejo una de esas canciones suyas que me dejaron surco hace tiempo, y que ahora surcan una nueva etapa, como una amistad que se revitaliza con los años. Te dejo esta, pero podrÃan ser muchas más. Escúchale.
La segunda, un nuevo regalo del algoritmo, que me tiene cautivado. Empiezo a sospechar que tiene incluso inteligencia emocional, cuando se pone.
Otro dÃa ya hablamos de cuánto del subconsciente se saca a la luz con las canciones que nos vienen y se nos enredan en la mente. FÃjate y verás.
˜ ˜ ˜
Por cierto, nota informativa,
voy a empezar a escribir y enviar cartas en inglés, también. Llevo tiempo contemplándolo, con ganas de meterme en ese berenjenal –como si domar el español no fuese suficiente–, para acercarme también a mis amigos internacionales que reciben mis cartas en español con curiosidad e impotencia, o para los que les gustarÃa empezar a recibirlas. No voy a hacer traducciones de las cartas, en principio. No es esa mi intención. Prefiero escribir cosas distintas y ver cómo fluye. Abriré otra sección nueva en el blog, una newsletter a la que suscribirse aparte, pero si ya estás recibiendo esta carta en tu email te llegarán las cartas en inglés cuando empiece a enviarlas, y si también quieres leer esas, no tienes nada que hacer. Si no quieres recibirlas, cuando llegue la primera puedes clicar en el email en Unsubscribe y desde la página a la que te dirija puedes elegir si solo quieres recibir las cartas en español.
Tengo mucho más que contarte, pero por ahora creo que es suficiente. Te mando besos y abrazos desde la pequeña Koh Tao y su dÃa de calor nuboso.
Hasta la próxima,
p.
Bonita recopilación de sentimientos y estado de ánimo, que dan envidia a los que no podemos vivir estas experiencias tuyas en vivo y en directo, pero muchas gracias por contarnos lo que sientes y estás viviendo. Aprovecha este tren que has tenido la.suerte de no dejar pasar.
Un abrazote de tu padrino