Déjame decirte una cosa. Lo que yo quiero aprender del mundo no se esconde. Lo que quiero aprender del mundo está a la vista. El olor a madera de roble. El sabor de la guayaba. El color con que atardece una laguna en la cordillera Cantábrica. Los desconozco. Los he olvidado. Lo que yo quiero aprender es eso. A recordarme los olvidos que importan. A pregonar con mi mente no las palabras ni las ideas aunque algunas de ellas sean tan dulces como luz de primavera; pregonar el vacío de sensaciones que me llenaron y me llenarán de nuevo. Si para algo vale la mente es para eso. Como recordatorio. Como una marca detrás de la frente un abalorio que tintinea que enaltece lo que hay detrás lo que hay fuera lo que soy cuando se apagan mis luces. El olor de la flor de azucena. El sabor de un buen curry de lentejas. El color de su piel esta mañana. Marzo en Madrid – 2025
Te mando un abrazo,
p.
Hola Pablo, acabamos de leer este poema, mi hija y yo. Nos ha gustado mucho creo que ella lo va a leer en clase. Un abrazo fuerte